jueves, 6 de junio de 2013

Crónica de un huerto 6: Las fresas supervivientes

 No importa con cuanto ahínco se discuta a lo largo de todo el invierno la ubicación de las futuras fresas. A la hora de la verdad, la emoción acaba cegando cualquier rastro de raciocinio. "Er papa" tenía ganas de huerto y, en un descuido de su señora esposa, las plantó en todo el medio, sin reparo ninguno. ¿Por qué? No sabemos. Es un misterio. A veces, los caminos del hortelano mayor son inescrutables.


Las piedras que colocamos alrededor de las susodichas fresas, además de ser una excusa tan buena como cualquier otra para quitarnos piedras de en medio, partió como un intento de diferenciarlas de hierbajos varios y así evitar su destrucción por error. Hasta el día de hoy han sido unas supervivientes sin igual. En el periodo de su vida más temprano han soportado heladas, una nevada que llegó a tronchar muchas ramas de los árboles de alrededor, granizo y hasta les ha pasado el tractor por encima. Son mis heroínas sin duda ninguna y ya me estoy relamiendo al imaginarme el rico sabor de las fresas que van tomando colorcito en la mata.


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