martes, 16 de julio de 2013

Pinus Canariensis


Las hojas de apuntes se suceden de manera interminable y las letras acaban por medio juntarse y significar poco o nada. El pinar canario, que sobrevive a los incendios año tras año, parece ser terríblemente aburrido. Aquel que vive donde otros no pueden y que arraiga en la lava que un día abrasó todo...

Pero yo tengo suerte porque recuerdo aquella carretera serpenteante y minúscula que ascendía rápida hacia lo alto de la "Isla Bonita" y la luz mágica que pasaba entre las copas de los pinos, entre los barrancos. Una luz bella de atardecer que borraba los perfiles puntiagudos de las hojas y las hacía parecer bolas de algodón verde esmeralda...

Así, dejo a un lado el tedio y deseo volver para dejarlos que me embrujen de nuevo a la última hora de la tarde.

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