martes, 30 de octubre de 2012

Lluvia en Toledo


Hoy la estatua del señor Cervantes se ha mojado a base de bien, de una manera continua y persistente. Aunque quizá haya disfrutado el respiro que le han dado los turistas, más entretenidos en buscar resguardo para la lluvia que de posar para la foto con el célebre escritor.

Mi mala suerte y la mala calidad de mi paraguas me han obligado a bajar andando a casa. Y ha sido entonces, bajando hacia el puente, cuando he recordado los torrentes de agua que caen por las calles empinadas cuando llueve. Una imagen muy pintoresca y un reto peligroso. 

Yo salí victoriosa en mi afrenta contra el agua y lejos de sentir el fastidio de la que se ha calado hasta los huesos, me he sentido feliz y divertida al llegar a casa. Por fin llueve y tengo un motivo para recordar mi querida Irlanda.

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