lunes, 11 de febrero de 2013

¿De dónde vienen estos guanches?


Para un caminante distraido pueden pasar desapercibidas esas formas geométricas impresas en la piedra. Nosotros somos distraidos por naturaleza pero en este caso tuvimos la suerte de que había un cartelón bien grande que anunciaba la entrada a este Parque Arqueológico de la Zarza (La Palma). 

Estas son las huellas de los pobladores de las islas anteriores a la conquista castellana que llevan dándome quebraderos de cabeza desde hace algunos días. Me fascina lo increíblemente difícil que resulta determinar su origen. ¿Fueron bereberes procedentes de África? ¿Vinieron por su propio pie o alguien los trajo con unas cuantas cabras para asegurar que hubiera un lugar donde recoger alimentos tras una larga travesía en el mar? ¿Ese "alguien" fueron los fenicios? ¿Y no es acaso posible pensar que los romanos los llevaran allí a modo de castigo? ¡Espera! A lo mejor eran los herederos de los atlantes. Bueno, ¡o celtas! Me ha faltado leer en alguna parte que eran extraterrestres ya que esta es una de las explicaciones más socorridas cuando no se tiene claro algo. El caso es que después de todo este jaleo yo no sé muy bien qué pensar y creo que simplificaré el asunto para que no me duela la cabeza. 

Pero lo cierto es que me siguen fascinando algunos de los interrogantes relacionados con estos "guanches". Una de las cosas que más me impacta es el escaso contacto que existía entre las siete islas. Entonces, como ahora, desde la costa se pueden avistar las otras islas fácilmente. ¿No tenían curiosidad? ¿O quizá tenían miedo de lo que pudieran encontrar en la otra orilla? Y, me pregunto yo, en un entorno natural tan difícil y reducido, ¿no sería una buena idea ayudarse los unos a los otros? Pero el caso es que parece que se mantuvieron aislados y, de este modo, aunque estos bereberes posiblemente llegaran a un tiempo a sus respectivas islas, sus diferencias les fueron alejando cada vez más. Tanto, que cuando los conquistadores trataron de usarlos como traductores de una isla a otra ya apenas se entendían.

Y lo curioso es que, en gran medida, estas siete islas vienen siendo tremendamente diferentes entre ellas en la actualidad, lo cual es muy sugerente aunque no deje de hacerme la vida un tanto más complicada de lo que me gustaría.

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