martes, 25 de diciembre de 2012
Las luces de Navidad
La calle Comercio tiene un camino de luz sobre sus adoquines que brilla en las noches frías de Toledo.
jueves, 20 de diciembre de 2012
Las palomas
Son unos bichejos infestos,
atraen enfermedades, se cagan en los monumentos y sus defecaciones nauseabundas
destruyen incluso la pintura de los coches. Eso para no hablar de cuando están
con el culo en pompa en los aleros de los tejados y apuntan a los viandantes
produciendo un asco infinito en turistas y locales. Son las ratas del aire y,
sin duda ninguna, deberían ser eliminadas como otras muchas alimañas sin dueño
conocido.
Pero yo el caso es que sigo
disfrutando cuando las oigo aletear sobre los tejados y cuando las veo
acurrucadas en los huecos de los edificios o, como esta, huyendo de la lluvia en el interior de un
arco de herradura. Y se me antoja pensar que la ciudad es tan suya como
nuestra, pues en ella viven.
domingo, 9 de diciembre de 2012
El invierno en los montes
Me gusta mucho pasear por los montes en invierno cuando el frío te corta la piel y se ve escarcha lamiendo las hojas caídas. Es triste ver los árboles en su sueño gélido y sus ramas retorcidas, casi muertas... Pero para despertar, es necesario primero estar dormido.
lunes, 3 de diciembre de 2012
Crónica de un corazón
Alguien ha decidido coleccionar corazones y colgarlos por la pared con mensajes secretos. Dedos que callan labios entreabiertos, oídos que escuchan más allá de los latidos, ojos y manos que juegan a ver y a sentir brotan de corazones redondos y hermosos. Una maleta de viaje rebosa de corazones de varios colores; algunos parecen rotos... pero nadie se ha desecho de ellos por completo.
Por las paredes también hay frases que alguien rescató de algún libro y todas hablan del órgano que aviva nuestras venas. Yo me quedo con la del Principito porque adoro a los niños y me maravillan las personas que, aún después de haber dejado su infancia atrás, aún conservan algo de su inocencia y su sabiduría. Él decía que solo se ve bien con el corazón poque lo importante es invisible para los ojos. Quizá tuviera algo de cierto...
Y así, Inmaculada García Mirada, me enamoró con su obra en la Escuela de Arte de Toledo en una exposición gratuita, un día fortuito en el que simplemente pasaba por allí.
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