Al atardecer se escucha el jolgorio de las aves junto al río. Las garzas, con sus cuellos largos vuelan sobre sus aguas. Unas aguas que todavía reflejan el mundo y que ocultan su color verduzco en las horas en las que la noche se acerca.
Ojalá uno de estos días el río se tiña de otros colores durante el día y lo veamos menos enfermo.